La
onicofagia es el nombre científico del hábito de
morderse las uñas. Éste
es uno de los hábitos nerviosos más comunes entre adultos, pero también
afecta a muchos niños.
Según los informes, alrededor del 25% de los adultos se muerde las uñas.
¿Eres tú uno de ellos? A continuación te contamos cómo dejar esta fea
costumbre y lucir de nuevo unas uñas y manos perfectas.
Los expertos indican que éste es un modo de aliviar la ansiedad ya que este
momento se convierte en algo 'relajante' cuando estamos tensos. No obstante,
las consecuencias pueden ser dañinas, a parte de para las uñas, para
nuestros dientes. Es un hábito parecido al de arrancarse los pelos de la
cabeza o de las
cejas. Empieza a los 3-5 años pero normalmente a los 10-12
se suele acabar con él.
Generalmente el hábito comienza por imitación: esto es, porque los hacen lo
que ven hacer a sus padres, aunque en ocasiones el origen se encuentra en la
forma que tenemos de paliar la ansiedad.
Sus principales consecuencias no se ven sólo en las manos, en ocasiones los
dientes y los labios se ven afectados y pueden producirse ciertas
infecciones. Los dientes se desgastan, las uñas dejan de crecer bien con el
tiempo y se ocasionan pequeñas heriditas alrededor del dedo que pueden
llegar a causar dolor. Así mismo, se pueden causar pequeñas infecciones por
bacterias, virus u hongos en los dedos y en la boca.
Pero también afecta al
plano psicológico, provocando diferentes reacciones
fruto del mal estado de las uñas. Lo más normal es la vergüenza ante la
posibilidad de que otras personas nos miren las manos.
Pero, ¿cómo podemos erradicarlo? Este problema se palia única y
exclusivamente con voluntad propia, sin ayuda externa. Lo primero que hay
que hacer es tomar conciencia de cuáles son las situaciones que hacen que te
muerdas las
uñas: los nervios, el aburrimiento...También debes pensar cuáles
son los momentos en los que no te las muerdes: mientras practicas ejercicio,
mientras masticas algo... También debes hacerte autocríticas acerca del
estado de tus uñas: "qué feas están", "las uñas me crecen horribles"...
Si tomas conciencia de lo que te hemos contado, sumado a tu voluntad de
dejar el vicio, ya estarás dando un paso muy importante.
Otra forma de dejar el hábito es tener la boca ocupada: come regaliz, un
chupa-chups, un chicle... Así no sentirás la urgente necesidad de morderte
las uñas. También puedes probar a ponerte esmaltes con sabores amargos en
las uñas, pero esto tiene un problema: muchos se acostumbran al sabor de
dicho esmalte y siguen mordiéndose las uñas, por lo que no es un método
demasiado efectivo. Prueba a limártelas o cortártelas cuando estén largas,
ya que esto es bastante tentador.
Si tu hijo o hija se
muerde las uñas, lo mejor es enseñarle que eso está mal
y que tiene que aprender a evitarlo. Se aconseja regañar a los hijos cuando
se lleven la mano a la boca pero sin darle demasiada importancia. Eso sí,
JAMÁS habrá que castigarlo por hacerlo ni reprocharle nada ya que podría
sentirse herido.
De todas formas, si dejas de morderte las uñas, no debes pensar que de un
día para otro tus manos lucirán perfectas. Los expertos aseguran que éstas
no se curan hasta pasados unos 8 o 9 meses. No obstante, existen salones de
belleza donde realizan un tipo de tratamiento especial para
uñas mordidas.
Si has decidido leer este artículo ya tienes parte del trabajo hecho. Ahora
sólo necesitas un poco de fuerza de voluntad para dejar de morderte las uñas
y sobre todo, mucha paciencia, ya que los resultados no son inmediatos.
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