La forma más habitual de manicura francesa consiste en una base de color
porcelana que puede ser más rosada o más amarilla, aunque últimamente se
lleva mucho la base de color rosa, y en la parte exterior de la uña se
dibuja una franja blanca que la bordea y que tapa la parte de la
uña que
sobresale del dedo.
La sensación de limpieza que aporta este tipo de manicura es extremada, y
alarga óptimamente los dedos, por lo que se recomienda para todas las
mujeres que tienen las manos pequeñas y/o gruesas. Otra ventaja que presenta
la
manicura francesa es que es combina muy bien con todo tipo de vestidos y
ocasiones: una novia con la francesa hecha está espectacular, pero las
invitadas a la boda también, y una profesional de la enseñanza o del mundo
de la banca que se cuida las uñas siempre aumenta su elegancia. Pero seamos
realistas, en los centros de estética te pueden cobrar desde diez hasta
treinta euros por una manicura, ¿podemos ahorrar dinero y llevar unas uñas
perfectas? Sí, por supuesto, si sigues leyendo te demuestro cómo. Es muy
importante disponer de tiempo libre para realizar la manicura, mínimo
cuarenta minutos, porque es frustrante pasar un buen rato pintando las uñas
y después tener que eliminar la pintura por haberla estropeado.
En primer lugar vamos a repasar los materiales necesarios para cuidar
nuestras manos:
-Una lima de uñas de cartón: es mejor si tiene dos caras, una de grano fino,
para pulir los bordes, y otra más grosera para limar más rápido las uñas más
gruesas (como las de los dedos pulgares de manos y pies).
-Palitos de madera de naranjo: nos servirán para retirar cuidadosamente las
pielecillas que están alrededor de las uñas: las
cutículas. En ningún caso
estorban, pero si las empujamos hacia atrás alargarán la uña, y de paso
evitaremos que al crecer la pintura se desprenda de manera
poco estética. Es
más fácil realizar esta tarea si impregnamos cada uña con un líquido quitacutículas que reblandecerá la piel para poder retirarla sin esfuerzo.
-Alicates de manicura o cortaúñas: es importante utilizar materiales de
calidad, pero con cuidado. No por usar unos alicates enormes haremos mejor
el trabajo que con unos más adecuados a nuestra tarea. Digo esto porque
muchas veces nos quieren vender productos u objetos que llaman “de
profesional”, pero lo único que conseguimos comprándolos es poner en peligro
nuestra integridad física. Si te arreglas mejor con unas tijeras de las de
toda la vida, adelante.
-Algodón en discos y en bastoncillos: nos servirá para eliminar fácilmente
los restos de laca de
uñas anteriores y/o para quitar las marcas si nos
equivocamos o nos salimos de la zona indicada.
-Quitaesmalte, mejor oleoso para no dañar las uñas. La
acetona es lo más
efectivo, pero reseca en exceso.
-Crema de manos y uñas: sirve cualquier crema que nos apliquemos, pero si es
de base oleosa hay que dejar secar o limpiar las uñas con un pañuelo de
papel antes de
barnizar, porque impiden el agarre correcto de la pintura.
-Fortalecedores o endurecedores: son barnices que, aplicados antes de la
laca de color, protegerán las uñas de los pigmentos y las fortalecerán.
-Lacas de uñas de colores blanco mate, porcelana y barniz incoloro para
proteger el esmalte. Un consejo: el blanco puede ser “barato”, no es
esencial que sea de una marca reconocida, pero los otros productos sí os
recomiendo que sean de calidad, porque duran más y se aplican mejor.
-Para las principiantes (o las que tengan mal pulso) existen en el mercado
unas pegatinas que se adhieren a los bordes de las uñas dejando libres las
puntas para pintar con el blanco sin salirse. La opción más barata y que yo
he utilizado durante mucho tiempo (hasta que me decidí a “saltar sin red”)
es la de pegarse
papel adhesivo (el famoso celo o celofán) dejando espacio
para pintar con el blanco.
Una vez que tenemos todo preparado comenzaremos cortando y limando las uñas.
La recomendación es dejar unos dos o tres milímetros de longitud para las
uñas, más, puede resultar demasiado artificial, y menos, acorta ópticamente
los dedos. Los bordes estarán perfectamente lisos y suaves. En éste momento
podemos aprovechar para aplicar la
crema de manos que haremos penetrar en la
piel con un masaje, y justo después pondremos un poco de quitacutículas en
cada uña para ablandar la piel. Transcurridos unos minutos podemos empujar
hacia atrás las cutículas con el palito de madera de naranjo. Si lo
consideras necesario, éste es el momento para dar una capa de endurecedor.
Deja secar bien antes de seguir con la
manicura.
Ahora viene el momento crítico: aplicar el blanco en las puntas. Tanto si se
utilizan las pegatinas como la estrategia “pobre”, os aconsejo retirarlo tan
pronto como hayáis pintado, porque si se seca podemos llevarnos parte de la
pintura blanca al arrancarlo. Con una mano de laca blanca será suficiente,
pero aseguraos que quede bien cubierto el borde de la uña, porque no queda
igual de bien si aparecen “mentiras”. Las más atrevidas o experimentadas
pueden probar a pintar con la punta del pincel aplicador sin usar guías.
Puede que tengáis que rectificar más de una vez, pero con el tiempo lo
haréis rápidamente.
Tras unos minutos en los que la laca blanca queda perfectamente seca,
aplicamos la laca de color porcelana en toda la uña, incluso encima del
blanco. De este tipo de pintura es mejor dar dos capas, porque así cubre
mejor y queda más profesional. Esperamos unos minutos tras cada mano de
pintura y aplicamos el
barniz incoloro que servirá para proteger y dar
brillo a nuestra manicura francesa.
Fuente
Compartir este articulo : | | | | |
|