Paso 1: Limpieza
El
cuidado de las manos debe hacerse una vez por semana. Conviene no
realizarlo inmediatamente después de la ducha porque las uñas están blandas
y podrían debilitarse. Antes de comenzar el proceso de la manicura, es
fundamental realizar una cuidadosa higiene. Con un producto desinfectante se
debe limpiar el borde exterior de las uñas, las palmas y el dorso de las
manos con un ligero
masaje de frotación.
Paso 2: Cutículas listas
La
cutícula es la continuación de la piel de los dedos. Su función es
proteger el nacimiento y crecimiento de la uña. La piel de la cutícula crece
alrededor de 6 mm por mes y requiere de un cuidado especial porque puede dar
a la mano un
aspecto descuidado. Para empezar a trabajar sobre ella es
necesario ablandarla para evitar cortes. Lo mejor será introducir los dedos
en un bol con
agua jabonosa y tibia durantes unos minutos. Además, así se
completará el proceso de higiene de uñas y dedos.
Paso 3: Palito de naranjo
Una vez reblandecidas las cutículas, será más sencillo trabajarlas con
el
palito de naranjo. Con el extremo en punta, se despegan las cutículas de
la uña, con la parte plana se retira hacia atrás. En algunos casos, se
preferirá eliminar las cutículas, se utilizará, entonces, un alicate para
recortarlas.
Paso 4: Uñas limadas
Será el momento de definir el largo y la
forma de las uñas. En
principio, el largo ideal estará dependerá de la actividad que realice la
persona. Lo importante es que siempre sea superior al que marca el borde del
dedo. Conviene utilizar una lima gruesa para definir el largo y luego elegir
la terminación: redonda, cuadrada, almendrada u ovalada.
Paso 5: Base de uñas
Las uñas pueden presentar una tendencia a la
fragilidad –demasiado
flexibles o descamadas-, por eso, conviene aplicar una base fortalecedora.
Por lo general, es un producto incoloro que además tiene la propiedad de
fijar mejor el esmalte de uña. Estas bases tienen una acción hidratante que
alisa la superficie de la uña y
endurece su estructura.
Paso 6: Colores
Ahora sí, con las
uñas ya preparadas se aplica el esmalte. En principio,
se debe cuidar que el pincel no gotee. Luego, se extiende desde la base de
la uña hasta el borde cubriendo toda la superficie central. A continuación
se rellenan los bordes laterales con una nueva pasada del pincel. Conviene
dejar secar y aplicar una segunda mano para dar más densidad al color del
esmalte. Por último, se puede extender una
capa de brillo cuando el esmalte
esté bien seco. Existen diversas clases de esmaltes que reflejarán brillos
con diferentes densidades:
- Nacarados. Conviene elegirlos en tonos suaves como los
pastel o profundos
como los morados, granates y marrones. Nada de colores vivos como el
turquesa, el rojo intenso, el
verde o el naranja.
- Tonos vivos. Son los amarillos, rosa chicle, verdes y
azules. Se adaptan
mejor a las más jóvenes. Evitarlos si las uñas son muy largas y cuidar de
combinar el tono y estilo del vestuario con el
color de las uñas.
- Tonos neutros. Dan sensación de prolijidad y limpieza. Quedan bien en
todas las manos y con todos los
largos de uñas. Es mejor elegir estos tonos
con esmaltes brillantes para evitar resultados opacos.
- Tonos clásicos. La gama de rojos, granates y
rosados. Resultan adecuados
para cualquier momento del día y generan un estilo elegante. Si las manos
están descuidadas, mejor evitarlos.
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